domingo, 22 de abril de 2012

NO AGUANTO MAS.-

Querida Isabel: 
Esta es una carta de despedida. Hemos estado juntas más de 15 años, pero dejo este mundo con la horrible sensación de haberte dado mucho más de lo que realmente yo merecía de ti. Te conozco demasiado como para pensar que mis palabras calarán muy hondo en tu conciencia, pero, por favor, no te atormentes, no te culpabilices, no te sientas triste, porque confieso, y quiero que te quede meridianamente claro, que a tu lado he sido feliz, y me he sentido muy acompañada. No obstante lo anterior, sentía la imperiosa necesidad de hablarte por última vez, para que comprendieras cómo me he sentido durante todo este tiempo junto a ti.
Sabiendo de mi enfermedad(que ya venía de fábrica)nunca hiciste demasiado caso a mis quejas, sólo porque pensabas que era nueva. Qué gran error, Isabel!! Ignorabas acaso que detrás de mi aparente lustre,se escondía una debilidad y poca estabilidad fruto de la mierda de materiales de los que estaba hecha?? Creías, de veras,que aguantaría tanto trajín, con la poca ergonomía y versatilidad con la que me diseñaron? Claro!!, qué fácil es dejarse engañar por un nombre de marca italiano, verdad?
El caso, es que el primer aviso te lo di con apenas una semana de vida. Y qué esperabas? Si me hiciste bajar a la velocidad del rayo unas escaleras en cuya parte inferior, albergaban una especie de pinchos metálicos, que hicieron que la silicona que guarecía mi rueda, estallara en mil pedazos!! Te supliqué que me llevaras a un especialista. Yo me sentía “coja” de una de mis extremidades. Sabía del estruendoso e insoportable ruido que hacía a mi paso,pero en lugar de ayudarme, no se te ocurrió otra cosa que arrancarme el recubrimiento de silicona….. DE MI OTRA RUEDA!!! Así, desvalida y mutilada, aguanté un tiempo más.
Todavía recuerdo el dia en que te fuiste de relevo 3 noches fuera de casa. Era primavera y atrás habían quedado esos abrigos imposibles y ese calzado que tanto abultaba en la maleta. Así pues, y por querer aligerar un poco de peso para que tus cervicales no se resintieran más de lo que ya estaban, dispusiste en mi interior algunas camisetas, 2 tops, unos calcetines(porque tú siempre tenías frío en los pies) y unas deportivas para darte unos paseos. Todo parecía estar en orden…..hasta que al intentar cerrarme, las cremalleras no dieron de sí. Qué diablos pasó por tu mente, entonces???? Qué extraña conexión neurológica se vio afectada en ese preciso instante??? Me volviste a vaciar ENTERA!!!! Y con un “cutter” afiladííísimo, me RAJASTE todo mi interior, dejándome completamente vacía. Mi existencia,casi,carecía de sentido.
Durante algunas semanas más,seguí desempeñando mis funciones con relativa dificultad. Mientras tanto,tú, volvías a llenarme y vaciarme sin contemplación alguna;tirabas de mí con fuerza inusitada; me propinabas toda suerte de patadas e insultos;te empecinabas en hacerme pasar por pasillos imposibles,(es que no calibrabas mi tamaño?? ),descargabas toda tu ira sobre mí implacablemente y debido a la cantidad de controles de seguridad que tuve que pasar, las radiaciones hicieron de las suyas,dejándome a cero de defensas cuando las temperaturas de los países a los cuales llegábamos,después de unas cuantas horas de vuelo, variaban.
Sabes una cosa? En el fondo fui yo quien te eligió a ti. Mi partida estaba llamada a ser la más “completa” en el mundo de la aviación. Hubiera podido caer en manos de cualquier ejecutivo gris y aburrido, que me hubiera atiborrado de papeles y un ordenador personal. Sin embargo tu….. Dentro de mí aparecían manuales, bocadillos, yogures caducados, ropa, direcciones, perfumes, sets de maquillaje, botellas de agua, sobres de azúcar, cucharillas de plástico y toda clase de periódicos, revistas y libros interesantísimos.
La guinda, el acabóse, mi gran depresión, llegó cuando en uno de tus ímpetus por bajarme el “asa”, me trabé y ya no pude erguirme de nuevo. Por qué ,entonces, no me cambiaste por otra?? Por qué no pusiste fin a mi sufrimiento?? Nunca entendí lo que siempre decías: eso de que no tenías puntos??? Me tendrías que haber llevado al servicio técnico y ,lejos de ello, hiciste que un técnico en mantenimiento DE AVIONES!!!, me desgarrara entera, y cuando me tuvo en todo lo alto, me forrara de una cinta pegajosa, fría, metálica, que me afeaba ,haciendo que tampoco cupiera en los compartimentos superiores de ningún avión.
Yo quería gustarte, quería que vieras en mí a una auténtica compañera de viaje, y yo sólo recibía de ti malas caras y escasos modales.
Un día de invierno, te vi llorar. Ibas desesperada de un lado a otro de la casa, consultando tu móvil, yendo al ordenador, intentando encontrar una respuesta a tu desolación. Tiempo más tarde, cuando me guardaste en un altillo y me llenaste de recuerdos, comprendí que nunca más me sacarías de allí. Contrariamente a lo que puedas pensar, siempre seré yo la que te recuerde y a quien óse cogerme de nuevo, prometo convertirme en inservible para que me deje en paz, en mi altillo, por muchos años más.
Te echo de menos, Isabel. No imaginas cuánto. Con cariño, se despide….. tu bolsa de vuelo.

5 comentarios:

  1. Eres increible Isa! Me has hecho reir y llorar con tu blog! Mil besos, vales muchísimo!

    ResponderEliminar
  2. Hola Isa, por fin veo que te ha puesto mano a la obra, y que obra!! Me encanta, es como sentir de nuevo tu voz...te deseo todo lo mejor en este nuevo camino, yo te seguiré siempre, una fan tuya que nunca te olvidarás. ERES Y SERÁS!! Un abrazo muy fuerte.CIAO

    ResponderEliminar
  3. Bravissimo !! Sin duda, lo tuyo son las palabras. Gracias por emocionarme. Eres GRANDE !!

    ResponderEliminar
  4. Ains Isabel, gracias. Mi pobre compañera también está en mi armario llena de recuerdos...

    ResponderEliminar